Ya hemos vuelto de las minivacaciones por tierras escandinavas. El resumen: me ha encantado!!! El paisaje, la gente, la comida, y todo a pesar del frío y de lo carísimo que es. Ha sido un viaje increíble y ha cundido mucho. De hecho, me ha parecido mucho más largo de lo que en realidad ha sido.
Ésta era la cabaña donde nos alojábamos. Pertenece a Campalta, un campamento que dirige una española majísima, Miriam, con su marido sueco. Está en mitad de un bosque en Kiruna, una ciudad muy al norte de Suecia, dentro del círculo polar ártico. Eso que parece suelo, en realidad es un lago enorme que hay justo delante de la cabaña y que estaba completamente helado. Daba un poco de cosa pasear por ahí, jeje.
Además del alojamiento, Miriam te organiza muchas actividades. Además puedes utilizar la sauna, pescar en el hielo, hacer esquí de fondo... Nosotros hicimos un paseo en trineo tirado por 12 huskies, un paseo en moto de nieve y la visita al hotel de hielo. No puedo decir cuál me gustó más, me parecieron todas estupendas. El hotel de hielo era espectacular, con un hall, un montón de habitaciones todas decoradas, bar y hasta una iglesia. Eso sí, yo no me alojaría allí, que frío...
Uno de los días alquilamos un coche y fuimos hasta los fiordos Noruegos de Narvik. Allí había todavía más nieve. Toda una experiencia conducir 70kms sobre hielo literalmente. Eso sí, el coche no se iba lo más mínimo, vaya ruedas...
Las dos cosas que más nos apetecían después de hacer todo esto era ver los arces y conseguir ver la aurora boreal, y tuvimos muchísima suerte: los dos objetivos cumplidos! La vimos dos noches, una muy pequeña y sólo 5 min y la otra así de espectacular, duró un poco más y se dejó fotografiar:
La cabañita de la izda es la nuestra. Un amigo me ha conseguido el video de la aurora de la noche del domingo. Esto de la tecnología... así que aquí lo tenéis. ¿No es alucinante?
Y ya de vuelta en Estocolmo nos alojamos en este hostal tan chulo, el Chapman, un barco flotante que está en una isla al lado de Gamla Stan, el casco histórico:
Estocolmo me ha parecido una ciudad preciosa, con sus canales y sus islas conectadas por multitud de puentes. Hicimos la visita guiada por el Ayuntamiento, que merece mucho la pena, visitamos la Catedral, vimos el cambio de guardia, paseamos por el casco histórico de origen medieval, por el Parlamento, por el Palacio Real y visitamos el Vasa Museum, un museo de un barco que se hundió nada más flotarlo y que se ha conservado casi perfecto.
Y que tiendas... ¿Veis en la foto del escaparate de una de las tiendas, abajo, unas cajitas decoradas, una con hilos y otra con botones? ¿Adivinais con quien se fueron?
En resumen: un viaje 10.